domingo, 30 de noviembre de 2008

ya no sé si los días pasan rápidos o lentos
(ni como quiero que pasen)

sábado, 29 de noviembre de 2008

No creas que estoy dudando,
yo no sé que hacer y tú tan quieta,
que no me entero cuando aprietas;
te acaricio con los manos, te miro y salgo por pies,
¡cadenas!, fuera que hoy es luna llena.

domingo, 23 de noviembre de 2008

11:17

Abro la puerta, el viento me da en la cara, me despierta, me pone alerta. Es domingo y pronto (concretamente las nueve y media de la mañana), nada más bajar el escalón de la cera visualizó a dos señoras mayores que pasan por mi lado; un flamente coche azul, un Ibiza, me encanta su visión. Cruzo la calle como no es debido, me espero a que pase el coche para que no me atropelle, pasó por delante de la churrería (nunca me detengo a oler porque huele a fritanga), hay un par de hombres sentados; me paro a pensar que los hombres que pasean a sus perros los domingos suelen ir sólos en un 99%, además, los calvos no llevan gorra, los peludos sí, los calvos, deduzco, deben de tener la mente muy fría. Cruzo la acera (por donde no es debido) me saludan Cong, Sonar y los demás, llevan ahí desde hace bastante tiempo, inmóviles, opacos, al principio despertaban miradas de curiosidad, ahora su visión es rutinaria, aunque a mi me siguen causando una sensación de... no sabría describirlo.

viernes, 21 de noviembre de 2008

05:14


Y se dio cuenta de que la vida no era eso, la vida es caer y levantarse, y volverse a caer y volver a levantarse; la vida es alegrarte los viernes y joderte los lunes, y abrazarte a quien te abrace y a quien no te abrace pues no te abrazas y punto, y no pasa nada.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

12:23

la niña magia vuelve a escribir o eso quiere, porque estar enamorada no es fácil, que diga, escribir no es fácil, porque tienes tus subidas y tus bajadas y ahora las bajadas son más de pensar que de escribir, de oír canciones y de reflexionar y de beber leche, que no te gusta, pero si es caliente sí. caliente, vaya como sabes, caliente como las tardes al lado de la estufa, como te gusta, al contrario de que se te congelen las manos en invierno, como lo odias, y que la gente te diga "ay, parece que estés muerta!", que poca sensibilidad joder, que insensibles, que cobardes, que nada.

01:34


" el valor para marcharse
el miedo a llegar "

me ha recordado a ti, supongo.

martes, 11 de noviembre de 2008

11:32

Que escriba dice, ¿pero cómo? Si no me salen las palabras… estoy sola con mi autocompasión, mi música y todo lo que no es mío y llamo propio, ni casa, ni vida, ni nada. Vacio bidimensional, hueco en_

dejo de escribir
dejo las incoherencias a otros
por hoy ya basta

viernes, 7 de noviembre de 2008

Báilame el agua. Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto. Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor. Sácame de quicio. Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado. Hazme sufrir. Aviva las ascuas. Ponme a secar como un trapo mojado. No desates las cuerdas hasta que sea tarde. Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos. Líbrame de mi estigma. Llámame tonto. Sacrifica tu aureola. Perdóname. Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora. No me arrastres. No me asustes. Vete lejos. Pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo. Sangra mi labio con sanguijuelas de colores. Fuma un cigarro para mí. Traga el humo. Arréglalo y que no vuelva a estropearse. Échalo fuera. Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora. Sueña retorcido. Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos. Dame la llave de tus oídos. Toca mis ojos abiertos. Nota la textura del calor. Hasta reventar. Sé yo mismo y no te arrepentirás. ¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos. Yo te enviaré a los míos. Píllate los dedos. Los lameré hasta que no sepan a miel. Hasta que no dejen de ser miel. Sal, niega todo y después vuelve. Te invito a un café. Caliente claro. Y sin azucar. Sin aliento.

Daniel Valdés

martes, 4 de noviembre de 2008

12:05

tengo las manos heladas
el corazón... helado también
la palabra sorda
las manos mancas
(odio repetir palabras)

sábado, 1 de noviembre de 2008

de canciones que parecen escritas para ti (III)

Grito por dentro, por fuera me hago el remolón, me pongo a güevo, entre la espada y la pared; grito por dentro, por fuera no me oigo ni yo, no pasa nada: se nos arrima el buen humor.